Paisajes con encanto en el Norte de España

San Juan de GaztelugatxeSan Juan de Gaztelugatxe

Se trata de un islote rocoso unido a la tierra por un puente. En lo alto de la isla se encuentra una antigua ermita a la que sólo se accede a través de una estrecha y laberíntica escalinata.

El esfuerzo de subir sus más de 200 peldaños se ve recompensado por sus majestuosas vistas y paz que ofrece desde lo alto. A su lado se encuentra la pequeña isla de Aketze.

Bosque de OmaBosque de Oma

También conocido como El Bosque Encantado, es una de las obras más populares del artista Agustín Ibarrola. Su obra pretende trasladar el arte a la naturaleza, utilizándola como marco y óleo.

Esta obra permite al espectador formar parte de su juego, en el que distintos elementos forman una imagen conjunta.

Cueva de SantimamiñeCueva de Santimamiñe

Se considera el yacimiento prehistórico más importante de Vizcaya y es un icono de la cultura vizcaína. Situada en Kortezubi, al pie del monte Ereñozar, conserva restos y pinturas rupestres del Paleolítico.

En 2008 fue considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Rasa Mareal de Deba y ZumaiaRasa Mareal de Deba y Zumaia

Estos gigantes “milhojas” de rocas están formados por facies rocosas que intercalan una capa dura de rocas con otra más blanda, favoreciendo una erosión desigual y singular. Estas capas de sedimentos suelen darse en posición horizontal, sin embargo en este caso se dan en posición vertical, de ahí la peculiaridad de dicho paisaje.

Es la mayor rasa mareal del Cantábrico y de Europa. También es conocida como los Acantilados de Itzurun o la Ruta del Flysch. Aunque tan sólo se pueden apreciar unos 200 m cuando la marea está baja, en realidad se extiende hasta 5 km mar adentro.

Valle Salado

Antiguas minas de sal bañadas por distintos manantiales de salmuera que ofrecen un singular paisaje. Hace más de 200 millones de años, esta zona estaba cubierta por un gran océano el cual, al secarse, dejó tras de sí una capa de varios kilómetros de espesor de sal. Con el tiempo, sobre esta capa se fueron depositando nuevos sedimentos que ocultaban la sal pero, debido a la distinta densidad de las capas, la tierra empuja hacia la superficie en algunos puntos determinados esta sal, dejándola a la vista.



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